domingo, 18 de mayo de 2008

Para que no me olviden

En enero se cumplieron veinte años de la desaparición y muerte de los hermanos Restrepo, dos muchachos adolescentes, llenos de vida y de sueños como todos los adolescentes del mundo, con el mismo derecho de vivir, que a todos nos asiste, no se puede permitir que los responsables de la época queden impunes, como que aquí no ha pasado nada. Leyendo el libro escrito por Hugo España, “El Testigo”, uno se da cuenta del fondo perverso y podrido que hay en esta historia. ¿Cómo es posible que hayan existido gobiernos y personas que en su momento promovieron dentro de la policía, la creación de cuerpos especiales con conductas distorsionadas y espíritus aberrantes? Al ciudadano común le cuesta asimilar la maldad extrema con la que actuaron los policías de entonces. El problema es que la descomposición ética y moral de los seres humanos, en estos casos, no se da así nada más, como si la maldad les cayera de una nube, como una impostura, sino que luego generan secuelas que han significado un sinnúmero de torturados y desaparecidos en ese gobierno socialcristiano y en los siguientes, ya que estos “cuerpos de élite” han seguido operando y han sido funcionales a todo neofascista que podía acceder a ellos.
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Existió toda una intencionalidad, una preparación y voluntad de las autoridades de esa época, León, Nebot y Torbay, para que estas aberraciones humanas se dieran. ¿Estos tristes personajes de la partidocracia ecuatoriana, no sabían las consecuencias de lanzar a la calle a estos grupos de élite de la policía? Claro que sabían. De las manos del gobernador del Guayas, Jaime Nebot, hoy actual Alcalde de Guayaquil, el primer Escuadrón Volante, recibió las carabinas de alto calibre que utilizarían los policías “…con el impacto del proyectil de esta carabina, cuyo cartucho era calibre 12, los muñecos de aserrín se despedazaban”. (España)

Promovido por LFC, Nebot y otras autoridades del momento emerge la figura de un hombre, que por sus características y maldad no le pierde pisada a los grandes asesinos de la historia. Su nombre, Ran Gazit, llegó de Israel, a poner en práctica sus técnicas criminales aprendidas en su país, para aplicárselas a los palestinos. La idea era convertir a los hombres del cuerpo policial de élite en máquinas, fabricantes de crímenes, torturas y humillaciones en contra del ser humano. Los jóvenes Restrepo padecieron en sus propios cuerpos, el dolor y la vejación, de las prácticas criminales aprendidas en esos entrenamientos.

España en su libro testimonial dice: “en estos cursos, los israelíes nos adiestraban al personal de la policía con tácticas esenciales de exterminio de gente, ya sea a través de métodos como la asfixia triple o “submarino”, sea mediante la utilización de fundas de plástico que en su interior depositaban gas lacrimógeno, para luego sumergir la cabeza del interrogado dentro de un tanque o a través de golpes mortales con los puños, bien sea en el rostro, la columna vertebral, el inicio de la nuca, y en el cuello: golpe a la altura de la manzana de Adán….Así también usaban la vela de cebo, que una vez prendida, derramaban sus gotas sobre el ano, también gotas de plástico derretido…”

Con la finalidad de quitarle a los policías su centro humano y la natural inclinación a la ternura, a la compasión y al amor, eran obligados a ejecutar acciones detestables, que los iban endureciendo hasta convertirlos en robots. España en su libro dice: “cabe citar que su crueldad llegó a tanto, que para las clases prácticas utilizaban de conejillos de indias a seres humanos que habían sido detenidos, sean miembros de AVC o delincuentes, a los que se utilizaba para este entrenamiento en Pusuquí… se usaban siluetas de madera o cartón con los nombres de nuestras madres para que disparemos sobre ellas… nos ordenaban la crianza de animalitos domésticos (perros) a los que luego de algunos meses de criarlos, nos obligaron a que los matemos, como muestra de lealtad, ordenando que después de abrirles el estómago con un puñal, les saquemos con la boca un órgano cualquiera del cuerpo del animalito”.

¿Se puede aceptar esto, como simple información y luego quedarnos impávidos, sin hacer nada, sin decir nada? ¿Vale la pena que nuestra sociedad entrene así, a sus cuerpos especiales de inteligencia, que de inteligencia no tienen nada? ¿Vale la pena crear individuos deshumanizados que luego pasan a integrarse con los ciudadanos comunes? ¿Y los valores sagrados como el respeto a la vida, el respeto a nuestra madre, el respeto al amor? ¿Si el día de mañana se le ocurre a otra de estas mentes enfermas, traer a un asesino en serie, para que la policía sea más “eficiente”, nosotros como ciudadanos comunes no tenemos ningún mecanismo legal para impedirlo?. Como cita Alexis Ponce en el prefacio del libro “El Testigo” de Hugo España: “quis custo diet ipsos custodes”, ¿y a los guardianes quien los guardará?

Mientras existan cuerpos policiales secretos que obedezcan a unas cuantas voluntades políticas y policiales, enfermizas, los ciudadanos de este país estamos en peligro. Mientras la policía se extorsione a si misma, con coimas por pases, con reparto de bienes incautados los ciudadanos de este país estamos en peligro. Mientras se instruya a la oficialidad y tropa con el mal entendido espíritu de cuerpo, los ciudadanos estamos en peligro. Mientras no exista la protección a testigos, los ciudadanos de este país estamos en peligro. Mientras la policía no tenga una comisión especial de ciudadanos, donde los policías honestos puedan ir a denunciar los casos de torturas y atropellos, o de robos mayores y menores, dentro de la institución, los ciudadanos de este país estamos en peligro.

Es muy triste deberle al dolor y a la muerte de estos dos adolescentes, los hermanos Restrepo, la verdad de cómo la derecha representada por sus más legítimos exponentes, los socialcristianos, de entre ellos los más destacados: León Febres Cordero, Jaime Nebot y Jofre Torbay, fueron capaces de recurrir a todo, con tal de mantener su hegemonía económica y el poder político. ¿No hay en todo esto un profundo matiz de odio, de desprecio, por las clases populares? Yo creo que sí, después de haber visto como los pelucones de Guayaquil se referían a los cholos de la Península de Santa Elena, cuando ellos luchaban por su provincia. Yo oí de boca de esta gente, algunos legítimos pelucones y de otros aprendices de pelucones, frases como estas: cholos de mierda, malagradecidos. Si no fuera por nosotros se morirían de hambre. Reclaman porque les gusta el relajo.

Estos comentarios tenían un tufillo familiar, con los comentarios de la derecha ecuatoriana cuando se opone a los subsidios para el pueblo, diciendo que mejor sería enseñarles a pescar y no darles el pescado. Y los dos mega subsidios que ellos se dieron, primero con la sucretización en el gobierno de Osvaldo Hurtado y luego con el feriado bancario y la dolarización fraudulenta en el gobierno de Mahuad? Siempre apoyados por los ideólogos socialcristianos y el soporte técnico de la ID. Entonces no se repartieron solo un pescado, además dejaron el mar sin pesca. Para ellos es un derecho, y el pueblo si quiere algo, que aprenda a pescar. En estas prácticas y opiniones siempre ha habido un rasgo de desprecio por las clases populares.

Cuando la historia vuelve cada cierto tiempo a golpearnos con el testimonio de la muerte de los hermanos Restrepo y alrededor de cuatrocientas personas más torturadas, asesinadas y desaparecidas, parece imposible que los hombres que apoyaron e idearon la creación de los escuadrones volantes y otros cuerpos de élite, hayan podido afincarse en la ciudad de Guayaquil como si esta fuera su feudo.

El poder del dinero hace milagros con las culpas de las personas. Por ejemplo, durante años estuvieron los medios de comunicación consultándole a León Febres Cordero sobre temas de actualidad nacional. Lo sacaban todos los días en los noticieros, como un hombre preclaro que podía opinar de todo, porque su palabra valía. ¿No es esto un engaño a la ciudadanía? ¿No es tergiversar la verdad de lo que ocurrió durante su nefasto gobierno?

Con Jaime Nebot hoy ocurre lo mismo, durante bastante tiempo ha estado al aire en los noticieros de casi todos los canales de mayor audiencia, dando sus opiniones sobre Guayaquil en vivo o mandando sus comunicados, cuando se ausenta o se va de vacaciones a Miami, lo único que le falta es mostrar un titulo de propiedad sobre la ciudad. ¿Es que la gente no sabe, la gente no ve de qué tipo de persona estamos hablando? Hay gente que todavía cuando sale el tema de los hermanos Restrepo y las torturas y vejaciones cometidas durante el gobierno de Febres Cordero, cuando Nebot era Gobernador del Guayas, y hombre de confianza de LFC, dicen que no importa porque ha hecho obra. ¿Me pregunto si las obras que ha hecho han sido ejecutadas con su plata o es la plata del estado? ¿No le ha quedado ganancia al señor Nebot? ¿Y la ética? Son detestables y censurables las prácticas y los hechos ocurridos durante el gobierno socialcristiano. ¿O es suficiente que este señor salga a decir ahora que ya no pertenece a su partido, y que está por el capitalismo humanitario?

El hecho de que estas dos figuras de la política sigan vigentes en Guayaquil, demuestra por qué no desaparecen las malas prácticas policiales, son parte del encubrimiento que ha hecho el poder político por décadas y en esto también tienen participación y responsabilidad la DP., hoy Democracia Cristiana, la ID sirviendo de paraguas las más de las veces, también recientemente Sociedad Patriótica, el Prian y otros partidos políticos, que han tenido a la corrupción como un excelente negocio: “yo no digo nada, pero tú me encubres”, para no pagar impuestos, para que queden sin justicia hechos de abuso y violencia. ¿Y ahora por qué Álvaro Noboa no quiso presentar su declaración de bienes a la Asamblea Constituyente, si hacerlo es una obligación para todos los asambleístas? En cambio salió a decir que era un perseguido político, perseguido político de él mismo parece, ¿o será que tiene cosas que ocultar?

Vivimos en una sociedad, que cuando no le falta el pan es pacífica. ¿Entonces por qué tenemos que aceptar como natural prácticas enfermizas para entrenar a los cuerpos especiales de la policía?

El dolor de la familia Restrepo es una huella en la vida de la nación grabada con fuego, al igual que las muertes, torturas y desapariciones de alrededor de cuatrocientas personas. Hoy que tenemos un gobierno como el de la Revolución Ciudadana, con un Presidente patriota, comprometido con el pueblo, y una Asamblea Constituyente en marcha, podríamos cristalizar el deseo de cumplir el sueño de policías decentes, que tienen la aspiración de tener una institución honorable de fondo, de forma, y de contenido.

Nosotros los ciudadanos comunes podremos dormir tranquilos sabiendo que nuestras familias están seguras en el convivir cotidiano de la nación, porque hay justicia y seguridad en el Ecuador. Y que nunca más habrán seres humanos torturados, ni policías sicológica y espiritualmente enfermos, ni será posible que le roben al país un grupo de “ciudadanos de élite”, con la facilidad, con que lo han venido haciendo hasta el 2006, ya que el 2007 comenzó una nueva historia.

No estaría de más investigar a los grandes beneficiados con los dos mega subsidios, al menos para que la población los conozca con nombres y apellidos y no se puedan ocultar detrás de los medios de comunicación, ni de los poderes locales, para seguir protegiendo sus patrimonios mal habidos, que le pertenecen al pueblo ecuatoriano al menos por el derecho moral que nos asiste.

Veinte años después, es un deber ético con la historia y con la vida, decir la verdad de los hechos, ya que los hermanos Restrepo y todos los muertos, torturados y desaparecidos nos repiten incesantemente: “para que no me olviden”.




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