miércoles, 11 de junio de 2008

Pinocho y la parapolítica.


Es increíble ver como los medios de comunicación promueven la caja de Pandora de Uribe. Es cuestión de que él elija, a quien quiere involucrar en su sucio ajedrez político, para que le asomen las pruebas fabricadas que necesita para el momento. Estas aparecen como por arte de magia, en las computadoras de Reyes, el jefe querrillero que mató el ejército colombiano, con ayuda logística de los gringos en suelo ecuatoriano. De allí salió aquélla foto que el gobierno colombiano diera a los medios de comunicación del mundo, donde involucraba con las Farc, a un Ministro de Ecuador y después resultó que no era, y el que sí aparecía, era un argentino que no tenía nada que ver con el conflicto, colomboecuatoriano, creado por Uribe. ¿Hasta cuándo le van a servir las computadoras de Reyes, para andar satanizando a todo tipo de gente inocente?
La senadora colombiana que participó de buena fe, en la liberación de varias personas secuestradas por las Farc, está en la mirilla de estos parapolíticos y la pretenden vincular como simpatizante de la guerrilla. ¿Será cierto que el gobierno colombiano ha tenido alguna vez la sana intención de ayudar a liberar secuestrados? Ahora quieren estigmatizar a esta valiente mujer, para que, ni se le ocurra en un futuro cercano, meterse de nuevo en el tema. Si el mejor negocio político para Uribe es mantener a toda esa gente, sin amparo, ni solución, porque los pone como noticia de primera plana cuando le conviene. Si se le acaban los secuestrados, se le acaba el botín noticioso.
Son cortinas de humo que Uribe lanza, para irse resbalando de la responsabilidad personal que tiene con los intereses económicos de los paramilitares, el narcotráfico y el manejo doloso del estado colombiano. ¿Dónde tendrá guardadas, las jugosas ganancias, que estos grandes negocios le han dejado a él y a sus compinches, durante estos últimos años? ¿Tendrá la plata guardada como lo hacía Pablo Escobar, en grandes maletas bajo tierra? No, porque ahora es más moderno y más fácil lavar los dólares mal habidos, comprando diamantes. Estos se han convertido en la nueva moneda de los traficantes de armas, de los narcotraficantes y de los ladrones gubernamentales que hay en muchos países del mundo.
Ahora resulta que de nuevo le quieren hacer un atentado al Presidente Uribe. ¿Cree este personaje de tan perversa historia, que puede seguir insultando nuestra inteligencia, con esa vieja treta que usó hasta el cansancio durante su campaña política para llegar a la presidencia de su país? Creo que en esa época le hicieron más de veinte atentados y de todos salió sin siquiera una arruga en el terno. Dicen que hoy encontraron kilos de dinamita destinados a hacerle un nuvo atentado. La dinamita por sí misma podría ser una prueba en un país dónde la población civil no tiene acceso a ese tipo de explosivos. Pero señor Uribe, usted y sus compinches, con el pretexto de luchar contra el terrorismo, han tildado de terrorista a todo el que se les opone o denuncia sus actos criminales, y en el tiempo que lleva gobernando a Colombia, con sus asociados, han logrado que la violencia de todo tipo de armas y de todo tipo de explosivos, llegue hasta el último confín de su patria. Es envidiable el arsenal de armas modernas que todos los protagonistas de la violencia y las matanzas manejan, en territorio colombiano. ¿Quién los provee tan bien?
Ahora que su meta actualmente es ser reelegido, como presidente, entonces de nuevo aparecen los atentados a su vida. Ya esta bueno de tanta mentira y treta barata. ¿Tanto poder y tanta plata le nublaron la creatividad, que sigue con el tema de las computadoras de Reyes y de los atentados a su vida?
El problema de los mentirosos es que una vez que han creado fama, se pueden echar a dormir.
Señor Uribe, no vaya a terminar usted como ese hombre que siempre que podía simulaba que se estaba ahogando en el mar y sus amigos corrían a salvarlo, y cuando lo tenían en la orilla de la playa, sano y salvo, con una sonora carcajada se burlaba de la buena fe de sus compañeros. Hasta que un día, cuando se estaba ahogando de verdad, no encontró una mano compasiva que lo salvara y se murió a vista y presencia de todos sus amigos.
Camarones que no se duermen, abran bien los ojos para que a estas mentiras, las lave la corriente.

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