viernes, 11 de julio de 2008

El atraco perfecto.


Hace diez años, una mañana, el país se despertò con la tragedia como desayuno. El gobierno de Jamil Mahauad, demócrata popular, hoy sería demócrata cristiano, había confiscado los fondos de todas las cuentas bancarias de Ecuador.
Empezó una lenta agonía para un pueblo que ya venía sufriendo los flagelos del neoliberalismo y el libre mercado, como un calvario. Si alguien no tenía nada en efectivo, se quedaba sin nada, ni para comprar comida.
Hombres, mujeres, niños, ancianos, fueron víctimas de las medidas económicas de los demócratas cristianos. Feriado Bancario, le llamaron, para neutralizar el descontento popular. Siempre usan términos inocentes, cuando quieren ocultar sus fechorías e injusticias. Fueron años de amargura para muchos ciudadanos que perdieron sus pequeños negocios, y otros, sus ahorros de toda la vida, cantidades pequeñas, logradas con trabajo duro y renuncias permanentes a comodidades y gustos pasajeros.
Aunque la debacle financiera fue enorme, las pérdidas reales estuvieron en la quiebra emocional de toda la sociedad. Hubo un rompimiento con la forma de vida natural, con la forma de ser de las personas. Se acabó la seguridad y la creencia sana en un sistema político genuino y empezó la compraventa del Estado, al mejor postor.
La migración se generalizó de tal manera que si alguien necesitaba un carpintero o un gasfitero, no lo encontraba. Las colas en la Embajada de España para conseguir una visa eran de varias cuadras y la gente dormía en la calle, en espera del pasaporte tan ansiado. Los dramas humanos por las divisiones familiares empezaron a escribir una Historia deprimente en toda la sociedad.
En cambio, el país despertó este 8 de julio con la grata noticia de poder ver que la Justicia aunque tarde, llegó, para poner en su lugar a otro de los banqueros que fueron parte del atraco financiero que le hicieron a la nación, con la complicidad del entonces gobernante, Jamil Mahauad.
El mundo noticioso estrechamente vinculado a la Banca, salió a decir que el Presidente Correa quería quedarse con las señales de los canales de televisión, igual que el Presidente Chavez en Venezuela. Cuestión que también es falsa. Tergiversaron todo para tratar de frenar la confiscación de los bienes del grupo Isaías, dueño hasta ese momento de 195 empresas de todo tipo. Pero, el pueblo vio en el suceso un mensaje de valentía por parte del Primer mandatario. El pueblo percibe que el Presidente es un hombre confiable y que cumple su palabra.
Estos seres siniestros, con la codicia marcada en la frente, que actuaron llevados por sus intereses personales y de grupos económicos, a los que cualquier ganancia les resulta legítima cuando se trata de sus patrimonios, dejaron a todo un país, de un momento a otro, en la más amarga de las pobrezas. Los medios de comunicación ocultaban como siempre la tragedia de hombres y mujeres, que hundidos por la medida gubernamental se suicidaban, lloraban y se retorcían las manos en el abandono. No hubo compasión con esas vidas simples, con los niños, con los ancianos. Todo el montaje para que un grupito pequeño de la sociedad, gozara de más riquezas y consolidaran los privilegios a los que creen, tener derecho, por la competitividad que mantienen siempre con el Estado, pero poniendo a este como un enemigo silencioso que no refuta, ni reclama nada y se deja robar con indiferencia. ¿Con quién compiten de verdad? Me gustaría saberlo.
Debemos estar atentos para que hechos como éste no vuelvan a ocurrir.
Camarón que no se duerme nunca se lo lleva la corriente.
FOTO : lqvs.wordpress.com

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