Ahora que llevamos ocho años transitando en el nuevo siglo, ya es hora de que nos sintamos instalados en la nueva realidad que de nosotros exije el mundo actual, como ciudadanos. Las agrupaciones laborales siguen siendo necesarias para la defensa de los derechos de los trabajadores, pero hoy enfrentamos un nuevo desafío, la sobrevivencia de la especie como necesidad urgente. Antes era una lucha desde el ámbito laboral, pero ahora necesitamos estar todos involucrados con la sociedad en la que vivimos. Tenemos un deber que cumplir: unirnos para defendernos de los desastres económicos y naturales que nos aquejan. Si queremos seguir teniendo un mundo civilizado, debemos involucrarnos con nuestro mundo. La sociedad actual se debe articular de otra manera, porque las cosas siguen casi como en el siglo veinte, con la diferencia que ahora hay elementos nuevos como la comunicación instántanea y la tecnología que corre como Spirit Gonzalez. Ya se están derrrumbando las murallas del capitalismo neoliberal, que nos tenía convencidos de las bondades casi santas del mercado. La idea era que cuando el vaso se les llenara a los empresarios, que en el proceso se convirtieron en corporaciones, empezaría a gotear para abajo, pero todavía los pueblos están esperando que les caiga algo y siguen con la boca tan seca como antes.
Hemos perdido un tiempo precioso por andar creyendo en los medios de comunicación, voceros interesados en dejar las cosas como están. Ahora nos damos cuenta que sin el estado como ente responsable del bienestar de sus ciudadanos, esto se está convirtiendo no en el Libro de la selva, sino en la selva más salvaje que jamás ha existido en el planeta, porque es la selva de los seres humanos. Con el cuento de que tenemos que competir unos con otros, estamos dejando lo mejor que tenemos en nuestro interior, en manos de la codicia, de la fata morgana fantasiosa, de querer ser felices comprando, de vivir agarrados al sexo como si todavía no hubiéramos superado la etapa de ser monos exibicionistas. Ahora ya no es sólo trabajadores del mundo uníos, ahora es urgente, ciudadanos del mundo uníos. Porque al camarón que se duerme... ya sabemos lo que le pasa.
viernes, 23 de mayo de 2008
Los ciudadanos de este siglo.
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