El Presidente Correa dijo que no volverá a tener relaciones con el gobierno de Colombia hasta que halla otro gobernante. Sería bueno que estas declaraciones sirvieran para que no nos machaquen la psiquis constantemente con la presencia de Uribe en primera plana, diciendo cualquier burrada. Para él lo más importante es permanecer en la noticia, porque si no se anda inventando el agua tibia se empieza a caer solito.
Gracias a la gente pensante, porque ya son muchos los que están viendo el mundo podrido, que hay debajo de la careta de bobo buena gente, con que se maneja este nocivo gobernante, podemos decir que la verdad aunque sea a paso de tortuga, se abre paso para dejar en evidencia a uno de los personajes más dañinos de la primera década del siglo 21.
Ahora que tenemos la posibilidad de dar nuestra opinión desde cualquier parte del planeta deberíamos hacerlo, como un compromiso sano, con todos aquéllos seres humanos que viven vidas sencillas y de trabajo honrado en todos los confines de la Tierra. Si le quitáramos un poco de tiempo a los juegos de la computadora y nos dedicáramos a mandar emails, dando nuestra opinión, a todos estos personajes aberrantes, podríamos empezar a ser una fuerza activa que tenga alguna incidencia en lo que se hace o se deja de hacer en nuestro mundo.
Saber y conocer es el primer paso. Luego nuestro sentido innato de justicia nos guiará hacia los argumentos correctos para denunciar y protestar por medio de la red, contra los gobiernos, sus mafias guerreristas, sus traficantes de armas, de órganos y demás, contaminadores y asesinos del medio ambiente, que nos están gobernando en el planeta.
Como ciudadanos si no nos comprometemos con nuestra propia realidad, no podremos cambiar, ni mejorar nada. Y nos iremos de este planeta como vinimos: como seres anónimos, que vivieron, sufrieron y dejaron que los más vivos hicieran de este mundo, algo indecente, contaminado, injusto y abominable.
Debemos responsabilizarnos por lo que hacemos como ciudadanos y por lo que dejamos que otros hagan. Tenemos un ahora, para defender, y una herencia que dejar a las futuras generaciones. ¿Quién no se ha conmovido con un atardecer sereno, con el paisaje celeste de un mar en calma, con la sonrisa de un niño, con un logro personal o de un amigo, con una fiesta de cumpleaños? En fin son tantas las vivencias hermosas que se perderían si dejamos en manos de un montón de delincuentes de cuello y corbata, nuestro destino, que da tristeza.
Podemos ser una fuerza que actúe, o una fuerza callada que se someta mansamente al mercado, al consumo, a la irracionalidad de vivir como si fuéramos corderos, camino del matadero.
No hemos llegado aquí en el transitar evolutivo de millones de años, para terminar como un montón de escombros, por voluntad de otros. Debemos ser actores de nuestras propias vidas, no marionetas de los hilos invisibles del poder mundial.
Por eso, camarones que no se duermen, actúen, para que no se los lleve la corriente.
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